domingo, 10 de julio de 2016

Reseñas: nuestro trabajo en la primera parte del Año

CID SAN LUIS  2º Clase General Seminario Clínico: El Deseo y el Fantasma. Un psicoanálisis orientado hacia lo real. Docente: Sohar Ruiz.
"Construcción del Grafo del Deseo"
El docente plantea la construcción del grafo del deseo de J. Lacan del Seminario 6 vinculándolo con las conclusiones del Seminario 5 y señalando algunas modificaciones que presenta el grafo del Seminario 6 respecto del grafo de “Subversión del Sujeto..” Hay la captura dentro de la cadena significante, un atrapamiento del sujeto por el lenguaje.
Desarrolla el primer piso del grafo; el sujeto mítico de la necesidad, una necesidad lógica orientada al Otro; el grito primario. El gran Otro primordial que es la madre, tesoro de los significantes, interpreta en términos significantes, convierte ese grito en demanda a partir de su propio deseo. La necesidad queda primordialmente reprimida y como ella no es homogénea al significante reaparece como deseo; es lo que resta, ese retoño que está más allá de la demanda. Ésta implica la dirección a un determinado objeto y no se calma, aparece siempre en más. El deseo es siempre fálico y está sostenido en el NDP; es metonímico, no articulable y es en relación a la diacronía significante. El fantasma es sincrónico al deseo.
Destaca la función de la sustitución significante, la metáfora, con un plus de significación, en el síntoma como sincrónico, como coagulación del deseo. 
En este Seminario se produce una deconstrucción del NDP, va de de la eficacia del mismo respecto del deseo, al deseo articulado al fantasma, poniendo de manifiesto el gran secreto del Psicoanálisis:  “No hay Otro del Otro”. 
El grafo, de las preguntas y respuestas, es donde trata de formalizar la estructura de la experiencia analítica. 
Refiere el mensaje, el emisor, el receptor y que el signo, en nuestro lenguaje, no remite a la cosa. Lacan deconstruye el esquema de la comunicación. El lenguaje es una cadena significante donde un significante siempre remite a otro significante y eso no se detiene. Sólo por la puntuación y el corte se produce una significación que es un instante, perforación de sentido y sonido.                                                                             Para entender la comunicación analítica hay que pensar el tema de la disimetría. El mensaje está en un lado y el código en el Otro. El código, codifica la demanda en el código del Otro. El sujeto recibe del Otro su propio mensaje en forma invertida. En la misma cadena de la demanda se sella el mensaje; s(A). El sujeto extrae un significante que es diferente al resto de los significantes, porque no es el conjunto de los significantes. El gran Otro es solo pura diferencia. 
En el campo del Otro hay un significante particular que es el NDP, metáfora paterna. El deseo de la madre se desconoce, el NDP viene a normalizarlo y metaforizarlo; y lo nombra como deseo de falo; así  toda significación es fálica.                                                                                                                                     El segundo piso es la apertura al campo del deseo. Homologa el primer piso del grafo yo-imagen con deseo-fantasma del segundo, en la función imaginaria; el fantasma es un simbólico que tiene una función imaginaria donde queda enmarcado el deseo.                                                                                                         
La vertiente del NDP empieza a deconstruirse porque hay un significante que falta en el campo del Otro. Al deseo metonímico no le corresponde el NDP, sino el fantasma. Esto varía la clínica analítica y la interpretación.                                                                                                                                                Como el Grafo del deseo tiene entidad clínica, el docente propone un caso clínico para trabajar: “Que no se sepa” de la autora Ana Laura Piovano                                                                                 
Agradecemos a Sohar Ruiz su detallada y precisa exposición.-

                                                                                                                           María Gabriela Santiano


CID SAN LUIS  3º Clase General Seminario Clínico: El Deseo y el Fantasma. Un psicoanálisis orientado hacia lo real. Docente: José Vidal (Cba)
“Una clínica para los seres que hablan”
El 13 de mayo recibimos la visita de José Vidal que antes de su clase del Seminario realiza una Presentación de enfermos, en el Hospital Escuela de Salud Mental San Luis en coordinación con los profesionales practicantes de esta institución. 
Luego, siguiendo el programa del seminario anual “El deseo y el fantasma: Un psicoanálisis orientado hacia lo real” nos presenta su clase correspondiente al tercer módulo  y la llama “Una clínica para los seres que hablan”. Comienza argumentando el título elegido en base a las líneas tomadas en su lectura del Seminario 6 donde Lacan aún se esfuerza por atrapar el inconciente por el significante y va mostrando cómo Lacan trata de introducir el deseo a un campo de lenguaje.
José nos indica también cómo este deseo que Lacan va reintroduciendo en el psicoanálisis no es cualquier deseo. Es aquel que tiene que ver con el choque con el Otro, con el deseo del Otro. Y destaca el hecho que Miller establezca el Seminario en el año 2014 como algo que vuelve a introducir el deseo en una época signada por otros imperativos, como el goce y la imagen, el consumo.
José desarrolla el diálogo que Lacan mantiene con Sartre y su “ser para la muerte”, tan presentes en estas clases sobre los sueños. La conciencia de la propia muerte se da en el sujeto en tanto que habla, en tanto sujeto dividido, sujeto de deseo.
Lacan busca en Freud el deseo, y se encuentra con el Wunsch. Se despliega toda la diferencia entre este anhelo freudiano y el deseo lacaniano, la represión de la  vorstellunsrepräsentanz, para concluir que el deseo en Lacan incluye un cuantum de libido, el freudiano no. “Para Lacan, el deseo, sería el wunsch + la libido”.
Detalla de manera interesante el cortocircuito que sufre la necesidad por pasar por la demanda y el Otro, donde no se produce un encuentro bello sino fallas en la comunicación. De ahí deriva indicaciones clínicas basadas en el grafo del deseo. También expone las ideas de forclusión y afirmación primordial y se detiene en su importancia orientadora para establecer un diagnóstico diferencial a partir del discurso del paciente.
El docente finaliza con los sueños ubicando los niveles enunciado y enunciación, el punto de desaparición o afanisis del sujeto, el papel del objeto imaginario y del afecto (dolor de existir en el sueño del padre muerto), sus relaciones con la represión. El punto de represión está más allá del Edipo. Lo que no se quiere saber es sobre la propia muerte, la propia castración, que es la cuestión existencial de este seminario y lo que queda velado por el fantasma.
Agradecemos a José Vidal por la Presentación de enfermos, por la clase tan interesante y la excelente articulación durante el desarrollo de ambas actividades. El agradecimiento también al Hospital Escuela de Salud Mental San Luis, por la disposición y el compromiso de siempre.
                                                                                                                               María Carina Magallán


CID SAN LUIS  4º Clase General Seminario Clínico: El Deseo y el Fantasma. Un psicoanálisis orientado hacia lo real. Docente: Norma Sierra
"Una dialéctica entre Sueño y Fantasma"
Norma Sierra comienza su clase expresando que va a trabajar sobre el apartado que Miller titula “Un sueño analizado por Ella Sharpe” e introduciendo las ideas que Miller articula en la presentación del Seminario VI de Jacques Lacan. En este sentido ubica al fantasma como uno de los hilos centrales del Seminario VI. Menciona que el fantasma es una suposición por parte del sujeto respecto de lo que el Otro desea. Esta suposición queda articulada a dos preguntas: ¿Qué objeto soy para el Otro? Y ¿Qué quiere de mí? Expresa que la verdadera relación de objeto se da en el fantasma y no en la pulsión. La pulsión quedaría articulada a la demanda imperativa inconsciente. A partir de aquí ubicaríamos, siguiendo la construcción del Grafo de Lacan, dos códigos: A como el código del tesoro de los significantes, y el código inconsciente de la demanda $ punzón D.  
Luego de hacer la introducción comienza a trabajar el sueño del paciente de Ella Sharpe. Ubica al paciente como un sujeto que no quiere saber nada acerca de la castración del Otro, que sostiene a la Madre como fálica. Dice que el relato del sueño, en su fragmentación significante, produce índices de enunciación que nos acercan al pensamiento del sueño. En este sentido resalta la importancia de la asociación libre porque permite la fragmentación significante.
Por eso retoma la pregunta de Lacan: ¿Cuándo una interpretación se acerca al Inconsciente? Cuando hace vacilar la significación actual donde se desengancha un significante que estaría involucrado en la enunciación inconsciente. Entonces la meta del análisis es poder restituir el lugar del deseo, esa X que no se enuncia pero que se dibuja en una demanda. Y la interpretación se trataría de ubicar lo que el sujeto es en su fantasma respecto de esa demanda. En este sentido es que Lacan menciona, dice Norma Sierra, que el fantasma se inscribe en el grafo en el punto medio entre el enunciado y la enunciación.
Vuelve sobre el caso de Ella Sharpe y lo divide en tres: la constelación psíquica del sujeto, las asociaciones en torno a la tosecilla, y el mensaje de la tosecilla: eso quiere decir algo. Dice que el fantasma aparece entre las asociaciones y la pregunta que despierta la tos.
Norma Sierra dice que hay una relación de deseo en el sueño de este paciente y un fantasma que queda formulado como “no estar ahí, o si estar es como otro, anunciándose como otro”.
Dice que el fantasma formulado así le permite al sujeto no poner en juego el Falo en el sueño, por la posibilidad de perderlo. De esta manera sostiene su posición de no querer saber nada de la castración del Otro.
Y termina la clase desarrollando la posición femenina y masculina en torno al Falo: la masculina en tanto no es sin tenerlo y la femenina en tanto es sin tenerlo.

Nicolás Katzer 

jueves, 26 de mayo de 2016

Reseña de la Clase inaugural a cargo de Ernesto Derezensky

EL SECRETO DEL PSICOANÁLISIS
Por Estela Amaya
 Inicia la clase con la propuesta de realizar una arquitectura del seminario 6 El deseo y su interpretación. Contextualiza dicho seminario señalando que Lacan ya había escrito la Dirección de la cura y los principios de su poder, De una cuestión preliminar a todo  tratamiento posible de la psicosis, y la Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, texto en el cual trabaja el  grafo construido fundamentalmente en las incidencias de  constitución del sujeto y de eso que se llama demanda. Se trata de un modelo topológico que muestra la potencialidad de la metáfora paterna y la importancia de la metonimia y el deseo para mostrar cómo se constituía  el deseo inconsciente. Remarca el antidogmatismo que caracteriza a Lacan es así que ya en el seminario 6 nos muestra el poder disolvente de la metonimia del deseo y los límites que tiene la función metaforizadora del padre.
Las cinco primeras clases del Seminario trabaja el deseo en el sueño. Es en la “Interpretación de los sueños “dónde va a pescar dos sueños: el sueño de la pequeña Anna, sueño que en un sentido muestra un inconsciente en vías de constituirse. El segundo sueño, El sueño del padre que estaba muerto:”según su anhelo” que le permite trabajar el deseo de un modo luminoso, expresa Ernesto.
Las dos lecciones de objeto y del falo es una introducción a la relación entre el deseo inconsciente y el fantasma, giro que va preanunciar la línea el verdadero eje es la articulación entre el deseo inconsciente y el fantasma.
Luego, en el apartado siguiente toma un sueño analizado por Ella Sharpe, psicoanalista contemporánea de Lacan con cultura literaria importante, analiza el trabajo de Ella  e introduce   un debate planteándose dos objetivos: por un lado acerca de cómo interpretamos el sueño,  cómo se practica el psicoanálisis; por otro lado el objetivo es político para dar un debate sobre la relación de objeto   marcando las diferencias en el modo de interpretar el mismo. Elogia a Klein marcando a su vez que todo el trabajo estaba desorientado porque no se trabajó el lugar del fantasma en la economía psíquica inconsciente.
Otro giro del seminario son las siete clases sobre Hamlet. Es allí donde nos transmite a través de un abordaje  el drama del deseo, drama con el tiempo siempre desfasado. Va introduciendo o marcando las diferencias con el Edipo freudiano al establecer la relación con  el saber, Edipo no sabe  y el padre tampoco. Hamlet, desde el primer acto de la pieza sabe, él sabe porque el padre sabe y se lo dice. Es partir de una articulación teórica entre la problemática del saber y el goce lo que le permitirá avanzar más allá del Edipo.
Luego siete clases donde orienta el barco hacia una meta “Dialéctica del deseo” teniendo como ejes: deseo, fantasma y corte. El corte como función esencial precisando las propiedades del objeto a. El corte es fundamental para ubicar el sujeto barrado y las propiedades formales del objeto a. Remarcando la función de la topología en su enseñanza complejizando una estructura afuera-adentro.
Tal como lo había prometido Ernesto retoma el título de la clase “El  secreto del psicoanálisis” frase que está en Lacan y que hace  referencia a que no hay Otro  del Otro. En el  lenguaje hay algo que falta, el significante que falta en el nivel del Otro y cuya consecuencia es que nadie puede garantizar quien soy. No puedo anticipar lo que el Otro me va decir. Lo que me va a permitir articular el campo del Otro y el campo del sujeto es el falo.
Destaca que al final del seminario se puede captar que el objeto a del fantasma ya no es la imagen del propio cuerpo de las primeras clases y que es mucho más convincente poner este lugar a los objetos denominados pre-genitales. (Enumera tres presentificaciones del objeto: pre-genital, falo, voz alucinada). Dependen del corte.
Ernesto señala que el uso del fantasma quiere decir que el sujeto recurre al fantasma ante la opacidad del deseo de Otro.
 Al final una clase hacia la sublimación, enuncia la problemática que sigue del seminario 7, estas clases tratan de explicar el sujeto del inconsciente dividido por el lenguaje y el a minúscula que es la estructura de lo que va denominar fantasma fundamental.

Así como la obra pictórica de Bronzino “Alegoría del triunfo de Venus” anticipa de alguna manera lo que aborda el seminario 6  la clase de Ernesto diseña un recorrido posible del mismo.

Wilfred Ronald Donald Fairbairn o el peronismo sin Perón[i]

                                                                 Lucio Pierini

I
Este escrito no versa sobre política (¿o si?) ni tampoco de figuras destacadísimas como padres de escuela y detractores (o si?), y lo que podemos decir, que tampoco se trata de una discusión acerca de un momento particular de la historia del movimiento político más importante de la historia de la República Argentina; el presente escrito busca ampliar la referencia que hace Jacques Lacan al autor Fairbairn[ii] en su clase del día 12 de Noviembre de 1958, correspondiente a la primer clase “Construcción del Grafo” del Seminario 6 “El Deseo y su interpretación”.

II

Si leemos la página 12 de esa clase, Lacan dice –casi al pasar- que “La teoría analítica se apoya entonces por entero en la noción de libido (…) No obstante, he aquí que desde hace algún tiempo vemos esta teoría cada vez más orientada en una dirección que ha cambiado.”
 Aquí hace referencia a Fairbain y, más específicamente a la idea directriz de su –así llamada- “situación endopsíquica” que reemplaza en su teoría a la segunda tópica freudiana que aparece en “El yo y el ello”.
¿A qué hace referencia Fairbairn con que “la líbido es buscadora de objetos y no buscadora de placer” -object-seeking y pleasure-seeking en el Seminario-.
Primero lo primero. Es indudable que la teoría del principio de placer es una de las bases del edificio freudiano, desde el “Proyecto…”, pasando por “La interpretación de los sueños”, hasta “La escición del yo en el proceso defensivo” (escrito no terminado dado su fallecimiento).
Si pudiéramos resumir al máximo la teoría de las pulsiones en Freud diríamos que, uno de los principios que rigen en el psiquismo, el principio de placer indica que el sistema al cargarse de energía va a experimentar displacer, el cual se trastoca en placer al ejecutarse la descarga. En el “Proyecto…” esta idea soporta las experiencias de placer y dolor, que inauguran el psiquismo. En “Interpretación de los sueños” este principio organiza el aparato psíquico en consciente, pre-consciente e inconsciente, soportando el concepto de censura, proceso primario/proceso secundario y los tres tiempos de lo reprimido. En “La escición…” su papel está entre bambalinas, pero pensamos que es básico en el proceso de la Spaltung sino… ¿porqué el yo aceptaría dos versiones de la realidad a costa de perder su integridad?.
En el contexto de “El yo y el Ello” –artículo al que se dirige la crítica de Fairbairn, por supuesto retroactiva al resto de la obra de Freud- se da cuenta de muchos ejes problemáticos, en especial a reconfigurar el modelo tópico del psicoanálisis, en particular a partir de lo planteado en “Más allá del principio de placer” e “Introducción del Narcicismo”. A partir de este texto vemos reconfigurarse el modelo tópico, integrándose en una estructura (sin que esto tenga un sentido funcional “estructuralista”) de tres organizaciones psíquicas (Ello, Yo, Super-Yo), en el que lo económico se encuentra energizado por la pulsión de vida –Eros- (¿el sistema placer/realidad?) y por la pulsión de muerte –Tánatos- (¿el más allá del principio del placer?). Por otro lado, la contrapartida de la pulsión es el objeto, en Freud. Más allá que en la experiencia de dolor el objeto se encuentre perdido para siempre, siempre que Freud piense en la pulsión puede estar pensando en un objeto de placer, de angustia, o probablemente en un objeto de importancia estructural, como en “Duelo y melancolía”.   
 En ese punto, Fairbairn argumenta que Freud estaba equivocado, imprimiéndole un estilo erróneo a la teoría y a la clínica.
Con respecto a la clínica, y en esto podemos darle un poco la derecha, más allá de estar equivocado o plantear de un modo falaz la teoría, se atrevió a tomar en su práctica terapéutica la psicosis, situación con la que Freud no estaba de acuerdo, y que, de una forma u otra habilita una reflexión teórica distinta que la clínica de las neurosis. Pienso en Klein, en Bleuler y en Lacan, de quienes su experiencia abordando la psicosis ofrece distintos bemoles a la clínica de la neurosis. El mismo “análisis” de Freud del caso Schreber lo lleva a un nuevo camino que al esbozado desde el caso Dora.
III

Ahora bien, Fairbairn dice que Freud puso los caballos a empujar la carreta, mientras que lo cierto es que los caballos tienen que tirar la carreta. La idea de Freud de que la libido es buscadora de placer es la que empuja el psicoanálisis, y que para hacer psicoanálisis verdaderamente tienen que ser la libido buscadora de objeto quien tire del análisis.
Epistemológicamente se tienen que dar 3 aprioris para poder articular la crítica y la argumentación de Fairbairn:
1º) Un Freud biologicista.
 2º) Un Freud Abrahamista.
 3º) Jung, Bleuler y Janet deben pertenecer al pensamiento psicoanalítico.
Dadas estas tres características del psicoanálisis al que confrontan, este es el pensamiento de Fairbairn.
Lo que intenta hacer es un psicoanálisis que parta desde lo ambiental y se subyugue al contexto.
Para criticar a Freud parte del pensamiento de Glover (otro psicoanalista “objetal”, luego fundador de la Escuela del Yo), quien propone que el desarrollo del yo se da por procesos de integración de los núcleos yoicos que representan lo oral, lo activo, pasivo, masculino, de dar y tomar, perseguidores, jueces internos. Estos núcleos se formarían por “cristalización psíquica localizada” no solo a nivel de zonas erógenas. De igual modo, las disociaciones de estos núcleos implican la involución yoica, tal es el concepto de factores esquizoides.
A partir de ello, Fairbairn propone que el desarrollo de la libido que propone Freud en “Tres ensayos…”, es decir, de la pulsión parcial al predominio de la pulsión genital, coincide con lo propuesto por Glover.
Pero, basándose en equiparar a Freud y Abraham, discute el carácter y valor de la teoría de la fijación y la regresión.
Acuerda con que las fijaciones en la etapas orales (I y II) dan lugar a “estados esquizoides” y “psicosis maníaco-depresiva”, ya que en estas etapas se relaciona directamente con un “objeto natural” (pecho materno) a través de la boca. Discute las fijaciones anales y fálicas, por tratarse de objetos simbólicos -heces y falo-. Por lo tanto, expresa que los estados paranoides, obsesivos, histéricos y fóbicos representan más bien técnicas para defender al yo de los conflictos de origen oral.
Para graficar, expresa que la actitud de la fijación fálica puede representarse por medio de la fantasía de felación, que a su gusto tiene un tinte más bien oral que fálico. De esta forma, expresa que Freud se ha equivocado en resaltar el papel de “contraseña” la obtención del placer en la relación objetal, sino que más bien la “contraseña” sería la obtención del objeto en esta relación.
De esta forma, la libido puede considerarse una energía similar a la corriente eléctrica que fluye por los caminos que le ofrecen la menor resistencia. Por lo tanto, califica las zonas erógenas como “facilitadas” y en contacto con el objeto. Una de ellas, y la más importante, es la boca.
Entonces, este contacto con el objeto de la pulsión va a estructurar el yo de modo introyectivo. La libido es entonces equiparada a la “pulsión de vida” y al amor, que opera a modo de síntesis. Por otro lado, la “pulsión de muerte” es equiparada a la agresión (externa), represión y disociación (interna). Tales términos, interno/externo, en sentido literal.
Esta reconfiguración produce cambios en la psicopatología y también en la situación de análisis.
Finaliza esta parte de la exposición preguntándose ¿Por qué succiona el pulgar el lactante?
Como dato final, toma aportes de Jung, como su noción de “introvertido” y “extrovertido”, de Janet con respecto a la histeria y de Bleuler en relación al concepto “esquizofrenia”.

IV

¿Por qué Lacan hace referencia a este autor? Es bastante frecuente de Lacan haga referencia a Fairbairn, casi siempre bajo la forma de crítica y señalando su teoría como “desviación” con respecto al corpus freudiano.
En efecto, el primer apartado de la primera clase del Seminario 6 (página 12) comienza enunciando tal cambio de dirección y nombra su apellido, ligado a que “{para los psicoanalistas} la libido ya no es pleasure-seeking, sino object-seeking.
De acuerdo al párrafo que sigue, proponiendo como respuesta a esta desviación, la reintroducción del término deseo. Tal propuesta da por tierra dos planteos epistémicos del “objetalismo”: la materialidad del objeto de la pulsión en relación al sujeto; y la maduración evolutiva del sujeto con respecto a su relación con tal objeto.
Podríamos incluso postular (al menos provisoriamente) la oposición total entre estos dos apriorismos epistémicos con lo que Lacan introduce en el seminario: basados en el Seminario 6, podemos pensar la insustancialidad del objeto en psicoanálisis, recordemos,  como una “falta de objeto”. Tal propuesta parece estar en la línea del deseo en Lacan. En segundo lugar, la relación imaginaria con ese supuesto objeto, como en línea con el fantasma en Lacan.




[i] El título hace referencia a un chiste dicho en la clase de grupos.
[ii] No quería incluir la nota acerca de lo biográfico en el cuerpo del texto para no desviar el problema que se aborda. Lo que podemos resaltar de su biografía, por un lado es que nació en Edimburgo, Escocia en 1889 y falleció en 1964. Si bien pertenecía a la Escuela Británica de Psicoanálisis, más precisamente catalogado integrante del “middle group” junto a Winnicott, Bowlby, Balint, etc, aquellos que no quedaban en los polos teóricos que quedaron luego del debate Klein – Anna Freud. Según está ubicado en el prefacio de su libro, escrito por Ernest Jones, destaca que su ubicación geográfica –Escocia- lo hacía un analista fuera de discusiones teóricas entre colegas, lo cual –Jones no puede resolverlo- no podemos saber si es un logro o un problema. Pero, sus ideas se encuentran discutidas en numerosos artículos de Lacan y también en “Notas sobre algunos mecanismos esquizoides” de Klein. Su obra escrita consta de pequeños textos de divulgación, de los cuales cerca de la mitad están traducidos al español y publicados por Editorial Hormé bajo el nombre de “Estudio psicoanalítico de la personalidad”. Como último dato saliente –y quizá un dato que no cuentan en la Universidad- es que además de psicoanalista y médico, era filósofo y teólogo. Sus continuadores más conocidos son Kohut y Guntrip.  

lunes, 14 de marzo de 2016

CLASE DE CIERRE DEL SEMINARIO CLÍNICO 2015 MIGUEL FURMAN

Comentario sobre los capítulos V y VI del Seminario “Aun”
Noviembre de 2015, San Luis
 Capítulo V
La Otra satisfacción: Aristóteles y Freud
Estos dos capítulos que me corresponde comentar anticipan tres cuestiones que son deducidas del desarrollo del Seminario XX en su conjunto: el concepto del goce, el axioma lógico pero claramente clínico de: No hay relación sexual, y el goce femenino.
El programa que ustedes recorrieron y que hoy corresponde a la última clase fue ubicando el pasaje en lo femenino de la sexualidad a la sexuación.
En el capítulo V Lacan retoma el texto de Aristóteles  de la “Ética a Nicómaco” y recuerda cuestiones vinculadas a su seminario VI el seminario de “La Ética”
 Parte de una frase que le interesó de la Ética a Nicómaco donde se menciona las necesidades del ser que habla contaminadas por esta otra satisfacción, podríamos decir que habría en el campo del inconsciente estructurado como un lenguaje, es decir en el plano de lo simbólico, una oposición entre necesidad y satisfacción pero también una articulación con esa otra satisfacción, que es el campo del goce.
Miller propone una articulación entre el Seminario de “La Ética” y el Seminario “Aun” esclareciendo la perspectiva de un Aristóteles que él llama Aristóteles 1 en la Ética y un Aristóteles 2 en Aun, lo retomaremos luego.[i]
Lacan plantea que la traducción de la Ética a Nicómaco es prácticamente intraducible en francés y quizás en cualquier idioma, la traducción del texto griego es difícil de hacer, sin embargo plantea que en el discurso de Aristóteles hay algunas cuestiones que pueden destacarse y que se articulan con desarrollos y preguntas de Freud.
En el seminario de “La Ética” habría un pasaje de Aristóteles a Freud, según Lacan “la ética aristotélica es una ciencia del carácter”[ii] que implica que las acciones del sujeto, sus hábitos, su educación deberían conducir a un placer vinculado a un bien y a la búsqueda de una felicidad que está relacionada con la pertenencia del hombre a la naturaleza.
 Para Aristóteles, el hombre debe en su conducta  moral “evitar el vicio, la incontinencia y la bestialidad o la brutalidad”[iii] , también se plantea  si los incontinentes son conscientes o no de sus actos y si lo son de qué manera lo serían.
La virtud y la continencia se oponen al vicio, y separa la continencia y la perseverancia que son actitudes buenas y laudables, de la malicie y la incontinencia.
Es decir es una ética de la moral y del bien que tiene como sustrato la virtud heroica y divina, opuesta a la bestialidad y al vicio.
Según Miller en su comentario sobre esta perspectiva de Aristóteles que Lacan sitúa en su seminario de la Ética, “el campo de la bestialidad es apartado como perteneciente a lo monstruoso (teriotes),  la monstruosidad.” [iv]
Es decir deja de lado el registro de lo sádico y desde el punto de vista freudiano se podría decir que deja de lado el más allá del principio del placer y el campo del goce, excluido de la experiencia humana.
Aristóteles cree en la armonía y en la búsqueda de la felicidad y el bien, cuando el hombre se acerca a la naturaleza.
 Freud también en principio se articula con Aristóteles en el sentido de que el hombre con su deseo apunta al principio del placer, sin embargo Freud se diferencia de Aristóteles, y la experiencia analítica así lo demuestra, en el sentido de que no cree en las buenas costumbres del sujeto, ya que en el sujeto y en el mundo hay el más allá del placer y el malestar en la cultura, que impide que el hombre esté preparado para la felicidad.
En el seminario “Aun” Lacan comenta a Aristóteles desde otra perspectiva, sin dejar de lado lo desarrollado en “La Ética...” plantea algunas diferencias entre ambos relativas precisamente a la cuestión del placer.
En Aristóteles el placer es una energía (energeia) que implica una actividad que está de acuerdo con la naturaleza, el placer en Freud se relaciona con la excitación del aparato psíquico en términos de movimiento que estaría en función de apartarse, precisamente de esta excitación en exceso, para lograrse así un equilibrio homeostático.
Miller lo dice de esta manera “en lo que respecta al placer hay la prevalencia en Freud de ese gesto de evitación. Un cierto “no más”, para el placer, la instancia de un límite, de una barrera que preserva y que proyecta hacia adelante la zona del exceso” [v]
Lacan se pregunta respecto de la búsqueda de placer y la acción en Aristóteles que apunta a un supuesto bien y a una satisfacción, “¿en que los satisfacían semejantes artefactos?”, “¿en que habría habido falta respecto a cierto goce?”. [vi]
Es decir en esa prosecución del placer, algo falla algo no anda hay un exceso, un más allá del principio del placer, que es la dimensión del goce irreductible e ineliminable por ningún bien y por ninguna moral o felicidad.
Hay un salto en la enseñanza de Lacan a partir del seminario XX que Miller sitúa en el sexto paradigma del Goce.
 Es decir en el “aparato del lenguaje” en el inconsciente estructurado como un lenguaje, hay un goce articulado, “ese lenguaje se esclarece sin duda por postularse como aparato del goce” [vii]
Que la realidad se aborda con los aparatos del goce no implica que el goce sea anterior a la realidad en este punto es que Lacan se diferencia de Freud quien propone que el proceso del principio del placer es primario, que el yo del placer es primario respecto del yo-real.
Para Lacan esta propuesta lleva a un malentendido y un atascamiento y plantea que el niño está en relación directa al mundo exterior  que lo excita antes de hablar y plantea que, “a partir del momento que habla, a partir de ese momento con toda exactitud y no antes, admito que haya represión” [viii]
Es decir el principio del placer no es el primero y queda articulado al lenguaje y a partir de que el niño habla su satisfacción será del bla bla del lenguaje.
Para Lacan hay dos maneras de arreglárselas con el hecho de que no hay relación sexual, una manera macho que se vincula con el todo y una manera no-todo que sería el modo femenino.
El amor y la carta de amor, son modos de darle vueltas, de arreglárselas con el hecho de que no hay relación sexual.
Los modos de arreglárselas con, de suplir, el hecho de que no hay relación sexual son distintos para el macho que para la hembra.
Es decir hay dos maneras de fallar la relación sexual, la falla es la única manera de realización de la relación que no hay, y en esa falla se sitúa el objeto siendo la esencia del objeto, fallar.
El goce que hace falta que no haya implica que el goce no conviene a la relación sexual.
Lacan toma las categorías modales lógicas de lo necesario, lo contingente y lo imposible, para diferenciarlas respecto de la cuestión del goce y la relación sexual.
La categoría de lo necesario que implica lo que no cesa de escribirse o inscribirse.
La categoría de lo contingente lo que cesa de no escribirse.
La categoría de lo imposible lo que no cesa de no escribirse.
En la categoría de lo imposible se ubica la relación sexual que no cesa de no escribirse.
Respecto del goce se produce porque no hay relación sexual, es el goce fálico, lo esencial de la función fálica es que suple el no hay relación sexual.
Además Lacan señala que “si hubiera otro goce que el fálico, haría falta que no fuese ese” [ix]
Ese otro goce que no es el goce fálico ni el plus de goce representado por el objeto a, es el goce femenino que según Lacan la mujer calla, tal vez porque no lo conoce y es el que la hace no-toda.
El goce es reprimido uverdrangung por la represión primordial, es decir la represión es segunda respecto del goce, que es reprimido precisamente porque no conviene que sea dicho es decir hace falta que no sea dicho.
En este punto podemos decir que Lacan introduce una dimensión diferente de la metáfora que consiste en que el goce no calla y el primer efecto es que habla de otra cosa, es decir se trata de la metáfora como modo de metaforizar el goce, lo que demuestra una dimensión diferente a la conocida como simbólica de la metáfora, es decir, la sustitución de un significante por otro.
 Para Miller “Tanto Freud como Aristóteles filosofan esencialmente sobre el goce fálico el único que hay salvo aquel que está del lado mujer, es decir no hay un paralelo entre el goce fálico y el goce femenino. Lacan llama goce fálico a la cumbre del goce. Si se percibe que el goce fálico es la cumbre del goce autoerótico, nos damos cuenta porque es lógico oponerlo a la relación sexual. Esta lógica conduce a Lacan a asignar este goce fálico a los dos sexos”.
 El goce fálico es autoerótico y con él tienen relación ambos sexos y se distingue del goce macho que se vincula con el objeto a,  diferente también de lo femenino que tiene relación con el goce no-todo, con el significante del Otro barrado.
Finalmente el capítulo que comentamos termina planteando que del lado macho lo que suple la relación sexual que no hay es el objeto a, ocupa el lugar de la pareja que falta, y el lugar del fantasma.
En el lado de la mujer barrada está en juego otra cosa que suple la relación sexual que no hay y no es el objeto a sino que es un goce más allá del plus de goce, más allá del falo, es un goce suplementario, no-todo representado por el significante del Otro barrado.

Capítulo VI
Dios y el goce de L/A Mujer
En este capítulo Lacan comienza por definir esa otra satisfacción como la satisfacción de la palabra que en principio responde al goce fálico.
En la medida que entre los sexos, en el ser que habla, no hay relación sexual que se inscriba, solo puede enunciarse lo que suple esa relación que no hay. Como se ve en las fórmulas de la sexuación hay dos campos separados el lado masculino y femenino

              No hay relación sexual
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En el lado masculino se ubica el falo y el sujeto masculino tiene relación con el objeto a del lado femenino, en el lado femenino se ubica el objeto a y L/A mujer tiene relación con el falo del lado masculino y con el significante del Otro barrado de su lado.
Es decir lo que suple la relación sexual que no hay son los diferentes goces, el fálico, el plus de goce y el goce Otro.
Lacan marca una diferencia con Freud, respecto de la manera de concebir la relación entre los sexos.
Para Freud el Eros es producto de la fusión de los sexos que se transforma en Uno, el dos se vuelve uno, este mito vela el hecho de que no hay relación sexual.
Por otra parte el Uno de Lacan es el S1 del significante solo, que no representa al sujeto para otro significante, es también el S1 de lalengua.
Es el S1 que fundamenta el amor, el amor de transferencia y el sujeto supuesto saber, es decir aquel a quien le supongo saber lo amo.
Respecto de este punto es interesante remarcar que amor y odio están articulados y Lacan vincula el amor con la suposición de saber y el odio con la de-suposición de saber, esta última es lo que él considera una posición interesante para la lectura, es “la condición de una estricta puesta a prueba de la lectura, y es la que no esquivo” [x]
Para Lacan lo que se lee, es lo que por el lenguaje existe, es efecto de la erosión del lenguaje  y recuerdo aquí un párrafo de este mismo seminario que estamos comentando que tiene resonancia con esto: “De lo que se trata es de saber lo que, en un discurso, se produce por efecto de lo escrito” [xi]
En este punto es que considera el escrito filosófico, y lo que el discurso filosófico considera acerca del amor de Dios.
Lacan se diferencia: 1. de aquellos que suponían que entre la mujer y el hombre se ubica un Otro que parecía ser Dios, 2. de los que tienen una postura materialista y  que están en guardia frente a Dios y a la existencia del mismo, 3. de los teólogos, y de los que interpretaban que el Otro desarrollado en la Instancia de la letra estaría articulado a Dios.
Aquí Lacan trata de ubicar la existencia de Dios anudada a ese otro solo, ese S1 solo que se relaciona con el Otro sexo.
“Este Otro si solo hay uno solito, ha de tener forzosamente alguna relación con lo que aparece del Otro sexo” [xii]
De esta manera retoma la investigación del amor cortés que ya había tratado en su seminario de “La Ética”.
El amor cortés esta investigado en Lacan en varios seminarios y escritos, en todos se destaca la operatividad del amor cortés vinculado a la sublimación.
 Recordemos algunas precisiones acerca del amor cortés.
En el Seminario IV en la clase seis se habla del amor de la joven homosexual como amor cortés, este amor que vive pura y simplemente en la devoción, y que eleva a su grado supremo el apego del sujeto y su anonadamiento en la sexualidad, Freud parece reservarlo y no sin razón al registro de la experiencia masculina, es el amor que tiene la joven homosexual con la dama, es un amor elevado a un grado supremo, amor idealizado, donde se busca en la dama algo mas allá de ella misma.
En el Seminario VII hay un capítulo que se llama “El amor cortés en anamorfosis”.
La anamorfosis consiste en la deformación de un objeto o una pintura creando una ilusión y una deformación tal que se oculta la verdadera forma del objeto.
Hay un ejemplo de anamorfosis en la tapa del Seminario XI, el cuadro “Los embajadores” de Holbein es en un cuadro muy formal puntilloso que para la época era muy realista, donde están los dos embajadores y todos los objetos de ellos detrás en la biblioteca, aparece algo alargado que se ve abajo que es una deformación de una calavera extendida, es un dibujo de una calavera hecho en anamorfosis, en definitiva la deformación anamórfica vela la verdadera forma del objeto.
Podemos así explicar el título de este capítulo diciendo que el amor cortés es una forma anamórfica de relación a la mujer, es un modo de transformar el objeto femenino.
El amor cortés se puede fechar históricamente y surge en un momento determinado, en el siglo XI y se extiende hacia inicios del XIII sobre todo en Francia, Inglaterra y Alemania. Consiste en construcciones poéticas, literarias, artísticas, y musicales que hablan de la dama, es una forma de tratamiento de la mujer, que hasta ese entonces era un objeto de intercambio social y de maltrato.
En el Seminario XVI Lacan plantea que el amor cortés implica un ritual de aproximación a la dama, formas de acercarse en forma gradual a la dama hacia un goce domesticado, y casi sacralizado.
En el Seminario VII dice que era en suma un ejercicio práctico, un modo de jugar con cierto número de temas convencionales idealizantes,  que no podían tener un equivalente real concreto, sin embargo esos ideales en cuyo primer plano se encuentra la dama, vuelve a encontrarse en épocas posteriores incluso la nuestra.
El aspecto sublimatorio del amor cortés se caracteriza por hacer inaccesible a la dama, por poner una barrera entre el sujeto y la dama, crear un artificio, una ilusión de que el objeto femenino esta vaciado de toda sustancia real.
El amor cortés resalta y exalta el carácter ideal del objeto real femenino. Es la época de las preciosas, donde la mujer  hasta ese momento ubicada como objeto de maltrato, de súbdita, o de objeto de intercambio social, es elevada en la época del amor cortés a la dignidad de una dama.
Volviendo al Seminario XX, se define el amor cortés como “una manera refinada de suplir la ausencia de relación sexual, fingiendo que somos nosotros los que la obstaculizamos”. “Es para el hombre cuya dama era enteramente, en el sentido más servil, su súbdita la única manera de salir airosos de la ausencia de relación sexual” [xiii]
Ahora Lacan quiere avanzar respecto de la cuestión filosófica del ser, por ejemplo si recordamos a Descartes en su definición del ser que resulta del pensar, Lacan se opone a esto ya que define que el pensamiento es goce por lo que hay goce del ser.
Aristóteles, en su Ética buscaba precisamente el goce del ser.
El ser que Lacan concibe, el ser de la significancia en el goce, es el ser del goce del cuerpo. Y se pregunta acerca del goce del cuerpo, ¿si no hay relación sexual de qué puede servir?
 Es entonces que podemos decir que comienza a construir el cuadro de las fórmulas de la sexuación que se completa en el capítulo siguiente.
Podríamos decir que Lacan parte del axioma no hay relación sexual y lo que suple ese no hay, son los modos de goce y de relación del lado hombre y del lado femenino.
Son posiciones, modos de goce, donde pueden colocarse la mujer del lado hombre, y también el hombre del lado mujer.
Para el hombre que se ubica en relación a la función fálica, tiene que haber castración, es decir algo que diga que no a la función fálica, pero que si pueda engancharse por decir así, al cuerpo de la mujer articulado al objeto a plus de goce del lado de la mujer.
El hombre aborda en la mujer la causa de su deseo es decir el objeto a, en ese sentido el acto de amor aparte de ser poesía –amor cortés-, es la perversión polimorfa del macho.
Para el lado femenino la mujer se ubica respecto del no-todo fálico de allí deriva la escritura de que L/A mujer es barrada porque es no-toda.
Es decir la mujer tiene relación con un goce suplementario respecto del goce fálico, que no es complementario al todo, del goce fálico.
Ahora bien, la mujer también tiene relación con el goce fálico, pero Lacan destaca que hay un goce del cuerpo en la mujer que está más allá del falo, es un goce del cual quizás nada sabe la mujer, aunque lo siente lo cual no les ocurre a todas.
Se trata precisamente de un goce que no está localizado a un nivel genital es decir el clítoris, o la vagina,  no es fálico, es un goce suplementario, no-todo y es más allá del falo.
Este goce se vincula con el goce místico que Lacan comenta al final de este capítulo especialmente podemos situar a un místico hombre, San Juan de la Cruz que estaba colocado del lado de las fórmulas de la sexuación en relación al goce no-todo.
Los místicos dan el testimonio de ese goce que sienten pero del cual no saben nada, un ejemplo de ello es también Santa Teresa, figura que ilustra la tapa del Seminario XX y que es la estatua de Bernini.
De los místicos tenemos testimonios de ese goce no-todo, y no hablado, en sus escritos que según Lacan no son palabrería ni verborrea sino que muestran esa relación místico-gozosa con Dios dando testimonio de ese goce más allá del falo.
Lacan compara los escritos místicos con sus Escritos y dice que cree en el goce de la mujer en cuanto está de más “a condición de que ante ese de más coloquen una mampara hasta que lo haya explicado bien” [xiv]
Es decir es un goce difícil de explicar y trasmitir incluso por aquellos mismos que lo experimentan ya que lo sienten pero del cual no saben nada.
Para Lacan Dios es lo femenino, el Otro sexo, “la faz de Dios como lo que tiene de soporte al goce femenino”. [xv]
J.A.Miller, propone pensar la ex-sistencia y utiliza un símbolo de Fregue: |--     
Este símbolo articula dos términos, por ejemplo
                                                        Suposición   |--    ex-sistencia
                                                          Discurso   |--     Inconsciente
                                                                      A    |--     S
                                                         Semblante  |--     real
Como se ve, si bien se trata de una articulación lógica a la que recurre Miller para situar especialmente lo real como ex-sistente, pero en el sentido de que un término ex-siste al otro, se desprende del otro, es importante señalar que: “en el uso de los términos hay una oscilación constante. Por un lado la ex-sistencia conserva el rasgo del lazo que articula los dos términos, a un tiempo que los desarticula puesto que es el segundo el que subsiste en tanto se descarga del primero”. [xvi]
De manera que se puede plantear que el goce femenino se desprende de Dios
Dios |--Goce femenino
Finalmente, algunas conclusiones que podemos plantear son que el amor de transferencia, el amor cortés, y el amor místico, además del falo, el objeto a y el goce femenino, son también suplencias de la relación sexual que no hay.
    



[i] Miller, J-A.  “El concepto del goce” en “El partenaire síntoma”. Paidos, 2008, página 171
[ii] Lacan, J. Seminario “La Ética del psicoanálisis”. Paidos, 1988, página 20
[iii] Aristóteles “Etica Nicomaquea”. Libro VII.  Editorial Porrua, página 85
[iv] Ibídem referencia 1, página 174
[v] Ibídem referencia 1, página 177
[vi] Ibídem referencia 2, página 69
[vii] Ibídem referencia 2, página 77
[viii] Ibídem referencia 2, página 71
[ix] Ibídem referencia 2, página 74
[x] Ibídem referencia 2, página 84
[xi] Ibídem referencia 2, página  45
[xii]  Ibídem referencia 2, página 85
[xiii] Ibídem referencia 2, página 85
[xiv] Ibídem referencia 2, página 92
[xv] Ibídem referencia 2, página 93
[xvi] Miller, J-A. ¨El lugar y el lazo¨. Paidos, página 194